Lectura del santo evangelio segun san Lucas (11,29-32):
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús,
y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».Palabra del Señor.
Introducción: La búsqueda de señales en nuestra vida:
En un mundo que constantemente busca señales y confirmaciones, la lectura de hoy nos invita a reflexionar sobre la verdadera esencia de los milagros y las señales en nuestra vida. A menudo, nos encontramos como la generación que buscaba una señal en los tiempos de Jonás, anhelando pruebas espectaculares de fe y divinidad. Sin embargo, la verdadera señal ya nos ha sido dada, una que supera cualquier expectativa: la presencia transformadora en nuestras vidas, que nos llama a mirar más allá de lo superficial hacia una profundidad espiritual que nutre y sostiene.
La señal de Jonás y nuestra transformación interior:
La señal de Jonás no es solo un relato del pasado, sino una invitación constante a experimentar una transformación interior profunda. Al igual que Jonás se convirtió en una señal para los ninivitas, somos llamados a ser testigos vivientes de la transformación que puede ocurrir cuando abrimos nuestro corazón. En nuestra labor diaria, ya sea en la parroquia o en los movimientos apostólicos, somos invitados a ser esa señal de esperanza y renovación para los demás, mostrando con nuestra vida el poder del amor y la misericordia.
La sabiduría que supera a Salomón:
En nuestro camino, nos encontramos con desafíos y decisiones que requieren sabiduría y discernimiento. La lectura nos recuerda que tenemos acceso a una sabiduría que supera incluso a la de Salomón: la sabiduría del corazón, que se nutre de la oración, la reflexión y la vida sacramental. Esta sabiduría nos guía en nuestra misión, ayudándonos a tomar decisiones que reflejan el amor y la compasión, y a encontrar soluciones creativas y empáticas a los problemas que enfrentamos en nuestra comunidad y en el mundo.
Vivir la señal en el día a día:
La verdadera señal de nuestra fe no se encuentra en los milagros espectaculares, sino en las pequeñas acciones cotidianas de bondad, paciencia y amor. Es en el servicio desinteresado, en la escucha atenta y en el acompañamiento a los que sufren donde manifestamos la señal de Jonás en el mundo de hoy. Nuestra vida se convierte en un testimonio de la presencia divina, inspirando a otros a buscar una relación más profunda y significativa con lo trascendente.
Conclusión: Una invitación a ser señal de esperanza:
La lectura de hoy nos desafía a ser señales de esperanza en un mundo que a menudo parece perdido en la desesperación y el cinismo. Nos recuerda que, a través de nuestra fe y nuestras acciones, podemos ser faros de luz en la oscuridad, guiando a otros hacia un camino de transformación y renovación. Al vivir auténticamente nuestra vocación, nos convertimos en testimonios vivos de la promesa de una vida plena y rica en significado, una señal de lo que es posible cuando el corazón está verdaderamente abierto a la gracia.