La Luz de la Transfiguración: Un Camino hacia la Transformación Personal y Comunitaria según san Marcos 9, 2-10

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Palabra del Señor.

Introducción: La Luz en la Cumbre:

La narrativa de la transfiguración del Señor nos invita a contemplar un momento de revelación divina, donde la luz no solo ilumina el rostro de Jesús, sino que también busca penetrar las sombras de nuestra existencia. En este episodio, somos testigos de cómo la divinidad se manifiesta en la humanidad, ofreciéndonos un destello de la gloria eterna que nos espera.

La Revelación y la Vida Diaria:

En nuestras vidas, enfrentamos constantemente situaciones que nos desafían y nos invitan a buscar esa luz que transfiguró a Jesús. En el trabajo cotidiano, en la convivencia familiar, y en cada pequeño acto de bondad, estamos llamados a ser reflejos de esa luz divina, transformando nuestra realidad con gestos de amor y esperanza.

El Trabajo en la Parroquia: Comunidad de Luz:

La parroquia se convierte en el monte Tabor de nuestros días, un lugar donde la comunidad se reúne para ser testigo de la luz de Cristo. Cada actividad, desde la catequesis hasta la asistencia a los necesitados, es una oportunidad para experimentar la transfiguración, permitiendo que la luz de la fe ilumine nuestras acciones y fortalezca nuestra comunidad.

Movimientos Apostólicos: Caminos de Transformación:

Los movimientos apostólicos son expresiones vivas de la fe que nos impulsan a salir de nosotros mismos y buscar el rostro de Cristo en los demás. Participar en estos movimientos es abrirse a la experiencia de la transfiguración, permitiendo que nuestra vida sea un testimonio de la transformación que la fe en Jesús puede generar.

Conclusión: Llamados a la Transformación:

La transfiguración del Señor es una invitación a vivir una vida transformada por la luz de Cristo. Nos recuerda que, a pesar de las dificultades y desafíos, estamos llamados a ser portadores de esa luz divina, reflejando la gloria de Dios en nuestro mundo. Que nuestra vida sea un constante camino hacia la cumbre, donde la luz de Cristo nos transforme y nos prepare para la gloria eterna.